sábado, 6 de octubre de 2012

Young, Wild and Free




I'm to busy and lazy to translate it...

 sorry.

 

 

(Discurso libre de un jueves por la tarde)



La inquietud, justo con la impotencia y la apatía, son los sentimientos que más me interesan y a la vez me intrigan. Últimamente no se porque pero la inquietud está más que presente en mi vida.
Yo no la veo como una inseguridad, no del todo. Inquietud es no saber qué hay para comer, qué saldrá en el examen, quién ganará la liga...pero también es no saber cómo va a actuar una persona, ignorar qué vas a encontrar cuando llegues a ese sitio e incluso qué te va a a pasar a lo largo del día. 

Esta mañana no tenía muchas ganas de ir a clase, y conforme ha ido avanzando el día, la cosa ha ido a peor. Eso sí, hoy por lo menos no he perdido el tren. Lo que más me gusta de ir en tren es que cada día es diferente. Nunca te encuentras con la misma gente pero tampoco te sientas en el mismo sitio ni llegas a la misma hora. Nose vosotros pero a mi me encanta sentarme y observar el ir y venir de la gente, cuestionarme de dónde vienen, adónde van (no en sentido filosófico, por supuesto), cómo se sienten, qué música estan escuchando e incluso que deben estar pensando de mi. En cierto modo esto también es inquietud, y me encanta.

Las ganas de ir a clase como os he dicho, no hacían más que disminuir con el paso del tiempo, hasta que mientras iba en el tren de vuelta para asistir a la penúltima clase del día, decidí no presentarme. Cual niña pequeña, nada más llegar he entrado en el super en busca de unas cuantas golosinas; después me he dirigido hacia el campo de futbol. Mi clase de alemán hoy iba a ser al aire libre, sin libros, ni deberes ni profesores aburridos. La sorpresa ha sido que al llegar no había nadie. No hay nada tan tentador como ver un campo de futbol completamente vacío y una cuantas pelotas junto a la portería. ¿Quién iba a venir a entrenar? ¿Podría estar de campo y playa comiendo galletas en la grada sin causar demasiada atención? 
Finalmente llegaron los entrenadores y uno de ellos resultó ser un buen amigo del instituto. Así pasé el resto de la tarde: comiendo galletas y viendo a los niños entrenar, como si no tuviera responsabilidades, ni preocupaciones ni obligaciones, como un niño más de los que estaba en el campo entrenando. Sin embargo, lo que más ilusión me hacía era toda la inquietud que dominaba ese día, ¿quién sabe como iba a acabar?




2 comentarios:

  1. Buah impresionante! Me has hecho pensar. De ahora en adelante cada vez que me siente en el tren o el bus, mirare el vaivén de la gente.
    La verdad es que esas pequeñas cosas son las que le dan emoción a la vida :3

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    1. Mil gracias ^^ Es una manera más de vivir el día a día, ya sabes, carpe diem :)

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