Antes de nada: ¡¡¡Feliz año nuevo!!!
Ya sabéis lo mucho que me cuesta pasarme por aquí y lo mucho que lo lamento luego... Así que bueno, he sacado un par de minutitos (que seguro que se alargan a media hora) para contaros algo. Ahora no me acuerdo si los años anteriores lo he hecho, pero bueno, me apetece hacer un breve balance de este año que hemos dejado atrás.
Sé que acabé el año tal y como lo empecé: queriendo que terminara lo antes posible. Pero ahora echo la vista atrás y en conjunto no me parece tan horrible. Está claro que lo comencé con muy mal pie, pero es que nunca se me han dado bien los comienzos...Y lo que parecía un adiós definitivo al mundo del fútbol por motivos X, como una ave fénix, la esperanza resurgió entre las cenizas y se me presentó una nueva oportunidad.
Los amigos, como siempre, vienen y van; y si algo he aprendido es que no debes cerrar nunca una puerta porque hay veces que no te quedarán más ventanas que abrir. Que el tiempo pasa y que pese a que nos decimos una y otra vez: voy a vivir cada instante como si fuera el último y a aprovechar cada momento con los míos, siempre acabamos dejándonos llevar por la apatía y el egoísmo. Este año he conocido a personas con las que ni tan siquiera me hubiera imaginado cruzar palabra. Sin embargo, todas y cada una de ellas me han aportado algo. Y esas pequeñas piezas son las que quiero utilizar para construir el puzzle de mi 2015: vivir la vida, luchar, aprender a perdonar, disfrutar de la gente, compartir lo mejor de mí, aprender a confiar en los demás, descongelar un poco mi corazón...
En cuanto a la familia...bueno, tengo raíces de sangre caliente y no voy a juzgar a nadie. Me quedo con que somos como una pareja adolescente: nos puede el orgullo pero en el fondo nos queremos.
Una vez más, la música y otras drogas (no me malinterpretéis) me han sacado adelante en muchas ocasiones, y por primera vez he acudido al concierto de dos de mis grupos favoritos de mi adolescencia: Fall Out Boy y Franz Ferdinand!! Y hablando de conciertos, este año veré All Time Low, así que solo por eso vale la pena recibir el año con una sonrisa.
Como un grifo que se cierra, mi verborrea ha llegado a su fin, así que me temo que me toca despedirme, espero no por mucho tiempo, y desearos una feliz aventura este año que empieza; la mía, estoy segura, será apasionante.
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