A veces, por no decir siempre, las mejores cosas están en los pequeños detalles; y otras simplemente no son cosas. Me acuerdo de que cuando cursaba bachillerato siempre nos reíamos del profe de filosofía porque usaba un pelín demasiado el concepto de "esencia". Y es precisamente esa palabra la que se ajusta a lo que estoy hablando. Saber encontrar aquella cosa, aquella esencia a una canción, a un paisaje, a una mínima buena noticia. Aprender a sonreír antes de llorar. No por ser cobardes, sino para no amargarnos.
Anteponerse uno mismo a todo es en un 95% de los casos la mejor opción y sino me creéis ponerlo en práctica y ya veréis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario